martes, 19 de febrero de 2013

La historia se repite

Desesperación. Puedo imaginar que esto es lo que rondaba la cabeza de Inocencia, quien ayer se quemó a lo bonzo frente a una sucursal bancaria de Castellón. La rápida actuación de un Guardia Civil evitó que la mujer muriera pero tiene casí el 50% de su cuerpo quemado y trata de recuperarse en el hospital de la Fe de Valencia.

Inocencia es una víctima más de los desahucios que están afectando a miles de personas en nuestro país prácticamente a diario. La han embargado todo, incluida la ayuda de apenas 300 euros que percibe. "Me lo han quitado todo", afirmaba justo antes de prenderse fuego.

Desgraciadamente no es el único caso. Estamos empezando a ver cada vez con más asiduidad personas que llevadas por la desesperación tratan de quitarse la vida ante los desahucios. No ven otra salida. Y lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando a estos hechos que para nada son aislados. Algo que me llama la atención es que los medios de comunicación se están haciendo eco de estos suicidios. Una de las primeras cosas que aprendes en la carrera es que no se puede hablar de ellos. Por el hecho de no alentarlos, de no dar ideas. Sin embargo, en este caso las informaciones están bañadas de reivindicación. Es una forma de protesta. 

Estoy muy de acuerdo con la afirmación que hace la plataforma de Stop Desahucios sobre que son asesinatos en forma de suicidios. Están abocando a esta gente a tomar medidas drásticas, porque no pueden más, se están quedando sin nada. Sin embargo, desde la plataforma, que hace una labor encomiable, se están consiguiendo cosas.  Aún queda mucho camino por andar, pero de momento parece que el Gobierno va a considerar la dación en pago y ya ha impulsado los alquileres sociales. Será un camino duro, pedregoso y con una pendiente empinada. Pero no están solos, y juntos pueden. Juntos podemos. Porque nunca se sabe, y puede que mañana seamos nosotros.


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